Con el recuerdo de tus muslos en cadena,
con la fragancia de tu piel envenenada,
me acarician la mirada y el destello,
me sobrevienen las mordiscos y las ganas.
Con el sabor suculento de tu pecho,
la danzada inestable de tu espalda,
la carcajada deliciosa en tu acrobacia,
se presentan los deseos y la venganza.
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