
Érase un galgo amigo de las liebres
perro fino que no amaba el trabajo,
que con paso ágil y cabeza abajo
corre lento y se deja que le quiebren.
Érase un galgo amigo de las liebres,
que enseñaba a sus presas el atajo
volviéndose con la presa que trajo
y alterando al cazador hasta la fiebre.
Canino triste que se siente libre
haciendo un mal trabajo cada día
que sólo para él se ve que sirve.
Galgo tonto, cada alba le decían,
mientras él no aguantaba su declive
y a escondidas a las liebres sonreía.
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