
Ahí va, volando un milímetro por encima de la tierra.
Caminando descalza, acariciando el aire con su sonrisa.
Ahí va, gateando dificultosa en la tonta puerta del arte.
Soñando que las princesas no bailan, soñando en bailar como una campesina.
Se desliza, se desploma, se ríe de la pena, se machaca los dedos, me machaca la vista.
Se desploma, se realza, levantada sobre toda su fuerza y cubierta de miradas anonadadas de niños, niñas y mayores que no quieren ser mayores.
Deja una respuesta