Y qué, si aún te sueño cada noche
Y qué, si no me duermo sin tu abrigo
Y qué, si a tus palabras las persigo
Y qué, si no te guardo ni un reproche.
No tiembles ni dudes en pintarme en mil folios de coplas desgastadas
ni sufras si me ves en otro ritmo, en otra sal en otra luna, en otra sala.
No te escondas si quieres dibujarme en tu lienzo capaz, desordenado
ni resistas el impulso de tus labios, ni tu mano en mi mano o en mi espalda.
Y qué, si mis poemas hoy son tuyos
Y qué, si mis palabras son memoria
Y qué, si ya eres parte de mi historia
Y qué, si en tu silencio soy murmullo.
Deja una respuesta