
Deberías comer despacio, disfrutar del bocado,
saborear y notar cada pedazo de chocolate.
Deberías desordenarme a veces, y acariciarte siempre.
Sobre la mesa, sobre el mantel, sobre la arena.
Deberías respirar el aroma de mil pasteles,
de una lágrima y de un millón de risas.
Deberías sorber y encontrar los segundos sin mirarlos.
Sobre la cama, bajo el mantel, entre mis piernas.
Deberías, orgullosa, fabricar nuevos dulces y nuevas vidas.
Deberías, sosegada, liberar el ansia y comerte el sol si hiciera falta.
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