Odio los minutos largos de los días cortos,
esos que se tensan y parecen años, con silencio, sin luces
y sin ti para darme aquel abrazo.
Odio como callan ahí las moscas, como suenan mi temblor y mi latido.
Te odio, minuto sangriento. Te quiero lejos o tal vez ausente.
Te odio, día corto. Te observo, te palpo, pero no te seduzco.
Odio que existas a la par de dos maneras:
la de no estar tumbada en regazo y la de estar eterna en mi cabeza.
Autor: ivan
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Minutos largos
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Extraño
Tengo extrañas la tristeza y la mirada,
tengo extraños el corazón y las dos manos,
las palabras los pies y tus verdades.
Tengo extraños los ojos de no verte
y los labios, que no saben si besarte.Tengo extraños lo latidos y hasta el aire,
las vivencias, la comida, mis palabras.
Tengo extraña la silueta de mi cama.
Tengo extraño tu perfume, que no huelo.Y tengo extraño el sol y tus canciones.
Y extraña es la alegría de tus abrazos.
Extraño soy yo más que otro cualquiera.
Y extraña es la mañana sin tu espalda. -
Tengo
Obra de Juan José Domínguez Tengo una plaza con tu nombre en mi planeta.
Tengo tu vientre dibujado en mi galaxia y tu mirada encaramada a dos estrellas.
Tengo tres lunas, cuatro vientos y una playa que cuando hablan es tu nombre el que pronuncian.
Tengo amaestrados cinco búhos y una lechuza para de noche susurrarte en la ventana.
Tengo dos cuentos reservados en mi cabeza, por si tú aún quieres ver mi voz sobre tu cama.
Tengo un reloj que, si lo pides, ya se para. -
Y si…
¿Y si te dejara un verso
debajo de la almohada
y guardara tu mirada
en el cajón del regreso?
Sería yo el mejor converso
que cambió de religión,
haciendo de tu pasión
la mejor de las pasiones
ganando tus ilusiones,
ganando tu corazón.¿Y si el sol nos visitara
con caricias, plata y llanto?
¿Y si el mar no bautizara
de sal, angustia y dolores
los más de cien corazones
que se mueren con la luna,
pensando que no hay ninguna
más allá de tus sudores? -
La bailarina
Tremenda obra de Uka Gilbert Ahí va, volando un milímetro por encima de la tierra.
Caminando descalza, acariciando el aire con su sonrisa.
Ahí va, gateando dificultosa en la tonta puerta del arte.
Soñando que las princesas no bailan, soñando en bailar como una campesina.Se desliza, se desploma, se ríe de la pena, se machaca los dedos, me machaca la vista.
Se desploma, se realza, levantada sobre toda su fuerza y cubierta de miradas anonadadas de niños, niñas y mayores que no quieren ser mayores. -
Letras
Cuando me tumbo a ver televisión, hay mil palabras que se esconden en un hueco.
Unas se espantan de lo que oigo y se camuflan.
Otras se convierten en improperios, sandeces y falacias.
Unas me huyen horrorizadas por lo que veo y otras se tapan las oes desconsoladas.
Bostezan en su escondite, incluso lloran y me observan desde lejos, como con miedo.
Entonces saco de mi chistera alguna carta, un buen poema, una novela, algunos cuentos.
Los leo, los medito, los disfruto.
Entonces ellas se van volviendo hasta mi sin miedo. -
¡Y qué!
Y qué, si aún te sueño cada noche
Y qué, si no me duermo sin tu abrigo
Y qué, si a tus palabras las persigo
Y qué, si no te guardo ni un reproche.No tiembles ni dudes en pintarme en mil folios de coplas desgastadas
ni sufras si me ves en otro ritmo, en otra sal en otra luna, en otra sala.No te escondas si quieres dibujarme en tu lienzo capaz, desordenado
ni resistas el impulso de tus labios, ni tu mano en mi mano o en mi espalda.Y qué, si mis poemas hoy son tuyos
Y qué, si mis palabras son memoria
Y qué, si ya eres parte de mi historia
Y qué, si en tu silencio soy murmullo. -
Desde lejos
La niña que hablaba en francés, cantaba en inglés y lloraba en silencio.
La de las pequeñas manos para hacer cosas enormes.
La de los ojos tristes y la sonrisa eterna.
La que no veo justo al abrir los ojos.La mujer que habla descalza, sin mirar atrás, sin hacer preguntas.
La del mundo gigante en su mochila.
La de los pies generosos con la tierra.
La que baila y me abraza sin saberlo.La niña que se olvida, de repente, del futuro.
La que me quiere, de repente, desde lejos. -
Dos horquillas
Dos horquillas son todo lo que queda.
Dos metales inconexos y sin alma.
Dos horquillas que sostienen hoy tus fotos y las ancla en el recuerdo de tu espalda.
Dos horquillas, tu presencia en mis olvidos, que ahora tiemblan tintineando en mis bolsillos.