Tengo extrañas la tristeza y la mirada,
tengo extraños el corazón y las dos manos,
las palabras los pies y tus verdades.
Tengo extraños los ojos de no verte
y los labios, que no saben si besarte.
Tengo extraños lo latidos y hasta el aire,
las vivencias, la comida, mis palabras.
Tengo extraña la silueta de mi cama.
Tengo extraño tu perfume, que no huelo.
Y tengo extraño el sol y tus canciones.
Y extraña es la alegría de tus abrazos.
Extraño soy yo más que otro cualquiera.
Y extraña es la mañana sin tu espalda.
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