
Me ilusionan las lunas y los nones, las casas delirantes y enredadas.
Me entusiasman el negro y los colores, las manos que se manchan de pintura.
Me lastiman los verbos traicioneros, me revuelven las tripas, me envenenan.
Me encantan los magos y las brujas, sus trucos, sus conjuros, sus verrugas…
Me fascina imaginarme en algún cuento, ser un duende, ser un hada o ser un ogro.
Me dibujo siendo aquel animalito, el piojo en la cabeza de Rapunzel.
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